lunes, 8 de agosto de 2011

halloween y el dia de los muertos


Origen del Día de los Muertos en México
muertesungaljpg.jpg
La muerte es el destino inexorable de toda vida humana y es natural que nos asuste y angustie su realidad, sobre todo cuando vemos de cerca el peligro de morir o cuando afecta a nuestros seres queridos. Este resumen dedicado a la celebración del Día de Muertos tiene el propósito de acercar a niños y adultos con la idea de la muerte, para que la vayan aceptando como parte inevitable de la vida humana, conocer cómo algunas culturas antiguas también hacían ritos sobre la muerte; y fortalecer el carácter desde el punto de vista religioso. Además, espero pueda ayudar a entender mejor la sensibilidad mexicana, nuestra manera tan particular entender y dar sentido a la celebración del Día de Muertos. Más que el hecho de morir, importa más lo que sigue al morir. Ese otro mundo sobre el que hacemos representaciones, costumbres y tradiciones que se convierten en culturas, todas de igual importancia, pues ante el camino desconocido que la muerte nos señala, sólo es posible imaginarla con símbolos.
El culto a los muertos en otras culturas
En las culturas antiguas como la China y Egipcia el culto a los muertos es un símbolo de unidad familiar. Les rendían culto construyendo templos y pirámides.
En la cultura China por ejemplo, en los aniversarios, se quemaba incienso, se encendían candelas y colocaban ofrendas de alimentos sobre un altar. Eran los días en los que se recordaba las grandes deudas que se tenían con los antepasados.
Los antiguos egipcios creían que el individuo tenía dos espíritus. Cuando fallece, uno va al más allá y el segundo queda vagando en el espacio, por lo que tiene necesidad de comer. Consideraban que este espíritu vivía en el cuerpo que ellos cuidadosamente habían embalsamado, de esta manera el espíritu podía seguir existiendo. Este espíritu era quien recibía las ofrendas.

Los aztecas y el culto a la muerte
muertos.jpg
La fiesta de muertos está vinculada con el calendario agrícola prehispánico, porque es la única fiesta que se celebraba cuando iniciaba la recolección o cosecha. Es decir, es el primer gran banquete después de la temporada de escasez de los meses anteriores y que se compartía hasta con los muertos.
En la cultura Náhuatl se consideraba que el destino del hombre era perecer. Este concepto se detecta en los escritos que sobre esa época se tienen. Por ejemplo, existe un poema del rey y poeta Netzahualcóyotl (1391-1472): Somos mortales / todos habremos de irnos, / todos habremos de morir en la tierra… / Como una pintura, / todos iremos borrando. / Como una flor, / nos iremos secando / aquí sobre la tierra… / Meditadlo, señores águilas y tigres, / aunque fuerais de jade, / aunque fuerais de oro, / también allá iréis / al lugar de los descansos. / Tendremos que despertar, / nadie habrá de quedar.Este sentimiento de la representación del destino se debe entender en el sentido de que el pueblo azteca se concebían como soldados del Sol, cuyos ritos contribuían a fortalecer al Sol-Tonatiuh en su combate divino contra las estrellas, símbolos del mal y de la noche o de la oscuridad. Los aztecas ofrecían sacrificios a sus dioses y, en justa retribución, éstos derramaban sobre la humanidad la luz o el día y la lluvia para hacer crecer la vida.
El culto a la muerte es uno de los elementos básicos de la religión de los antiguos mexicanos. Creían que la muerte y la vida constituyen una unidad. Para los pueblos prehispánicos la muerte no es el fin de la existencia, es un camino de transición hacia algo mejor. Esto salta a la vista en los símbolos que encontramos en su arquitectura, escultura y cerámicas, así como en los cantos poéticos donde se evidencia el dolor y la angustia que provoca el paso a la muerte, al Mictlán, lugar de los muertos o descarnados que esperan como destino más benigno los paraísos del Tlalocan.

El sacrificio de muerte no es un propósito personal; la muerte se justifica en el bien colectivo, la continuidad de la creación; importa la salud del mundo y no entraña la salvación individual. Los muertos desaparecen para volver al mundo de las sombras, para fundirse al aire, al fuego y a la tierra; regresa a la esencia que anima el universo. Los sacrificios humanos se consideran como el tributo que los pueblos vencedores pagaban a sus dioses, y ellos a su vez alimentaban la vida del universo y a su sociedad. Por otro lado, cuando alguien moría, organizaban fiestas para ayudar al espíritu en su camino. Como en la antigua cultura egipcia, los antiguos mexicanos enterraban a sus muertos envueltos en un “petate”, les ponían comida para cuando sintieran hambre, ya que su viaje por el Chignahuapan (del náhuatl: nueva apan, en el río; o “sobre los nueve ríos”), parecido al purgatorio, era muy difícil de transitar porque encontrarían lugares fríos y calurosos.
La celebracion en la actualidad
dia20de20muertos20017as5.jpg
Esta celebración conserva mucha de la influencia prehispánica del culto a los muertos, las encontramos en Tláhuac, Xochimilco y Mixquic, lugares cercanos a la ciudad de México. En el estado de Michoacán las ceremonias más importantes son las de los indios purépechas del famoso lago de Pátzcuaro, especialmente en la isla de Janitzio. Igualmente importantes son las ceremonias que se hacen en poblados del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca y en Cuetzalán, Puebla.
Sobre sus altares encienden velas de cera, queman incienso en bracerillos de barro cocido, colocan imágenes cristianas: un crucifijo y la virgen de Guadalupe. Ponen retratos de sus seres fallecidos. En platos de barro cocido se colocan los alimentos, estos son productos que generalmente ahí se consumen, platillos propios de la región. Bebidas embriagantes o vasos con agua, jugos de frutas, panes de muerto, adornados con azúcar roja que simula la sangre. Galletas, frutas de horno y dulces hechos con calabaza.

Sentido mexicano de la muerte
ttm.jpg
En el México contemporáneo tenemos un sentimiento especial ante el fenómeno natural que es la muerte y el dolor que nos produce. La muerte es como un espejo que refleja la forma en que hemos vivido y nuestro arrepentimiento. Cuando la muerte llega, nos ilumina la vida. Si nuestra muerte carece de sentido, tampoco lo tuvo la vida, “dime como mueres y te diré como eres”.
Haciendo una confrontación de los cultos prehispánicos y la religión cristiana, se sostiene que la muerte no es el fin natural de la vida, sino fase de un ciclo infinito. Vida, muerte y resurrección son los estadios del proceso que nos enseña la religión Cristiana. De acuerdo con el concepto prehispánico de la muerte, el sacrificio de la muerte -el acto de morir- es el acceder al proceso creador que da la vida. El cuerpo muere y el espíritu es entregado a Dios (a los dioses) como la deuda contraída por habernos dado la vida. Pero el cristianismo modifica el sacrificio de la muerte. La muerte y la salvación se vuelven personales, para los cristianos el individuo es el que cuenta. Las creencias vuelven a unirse en cuanto que la vida sólo se justifica y trasciende cuando se realiza en la muerte. La creencia de la muerte es el fin inevitable de un proceso natural. Lo vemos todos los días, las flores nacen y después mueren. Los animales nacen y después mueren. Nosotros nacemos, crecemos, nos reproducimos en nuestros hijos, después nos hacemos viejos y morimos. A menudo en un accidente perdemos a nuestros seres queridos, un amigo, un hijo o un hermano.

Es un hecho que la muerte existe, pero nadie piensa en su propia muerte. En las culturas contemporáneas la “muerte” es una palabra que no se pronuncia. Los mexicanos tampoco pensamos en nuestra propia muerte, pero no le tenemos miedo porque la fe religiosa nos da la fuerza para reconocerla y porque quizás también somos un poco indiferentes a la vida, supongo que así es como nos justificamos. El desprecio, el miedo y el dolor que sentimos hacia la muerte se unen al culto que le profesamos. Es decir, que la muerte puede ser una venganza a la vida, porque nos libera de aquellas vanidades con las que vivimos y nos convierte, al final, a todos por igual en lo que somos, un montón de huesos.
Entonces la muerte se vuelve jocosa e irónica, la llamamos “calaca”, “huesuda”, “dentona”, la “flaca”, la “parca”. Al hecho de morir de damos definiciones como “petatearse”, “estirar la pata”, “pelarse” morirse. Estas expresiones son permiten jugar y en tono de burla hacer refranes y versos.
En nuestros juegos está presente con las calaveritas de azúcar o recortes de papel, esqueletos coloridos, piñatas de esqueletos, títeres de esqueletos y cuando hacemos dibujos en caricaturas o historietas.

http://www.acabtu.com.mx/diademuertos/
resurrecciondelosmuertos-1lg.jpg
Día de Muertos
Introducción.
La tradición de Día de Muertos en México, está conformada a través de una rica variedad de celebraciones en la mayor parte del país. Aquí le mostramos algunas de esas tradiciones.

“Según la creencia de la civilización mexicana antigua, cuando el individuo muere su espíritu continúa viviendo en Mictlán, lugar de residencia de las almas que han dejado la vida terrenal. Dioses benevolentes crearon este recinto ideal que nada tiene de tenebroso y es más bien tranquilo y agradable, donde las almas reposan plácidamente hasta el día, designado por la costumbre, en que retornan a sus antiguos hogares para visitar a sus parientes. Aunque durante esa visita no se ven entre sí, mutuamente ellos se sienten.
El calendario ritual señala dos ocasiones para la llegada de los muertos. Cada una de ellas es una fiesta de alegría y evocación. Llanto o dolor no existen, pues no es motivo de tristeza la visita cordial de los difuntos. La exagerada hospitalidad de los mexicanos es proverbial. Ésta se manifiesta a la menor provocación, aún más si los visitantes son sus parientes ya fallecidos. Hay que
deleitarlos y dejarlos satisfechos con todo aquello que es de su mayor agrado y asombro: la comida.

Desde remotas épocas hasta la actualidad, el “banquete mortuorio”, resplandece en todas las moradas nacionales, desde los humildes jacales o casas rústicas, hasta los palacios y mansiones.
La comida ritual se efectúa en un ambiente regiamente aderezado en el que vivos y muertos se hacen compañía.
Cada pueblo y región ofrece variados diseños e ideas para este evento, pero todos con la misma finalidad: recibir y alimentar a los invitados, y convivir (o tal vez “conmorir”), con ellos”.
Preparativos
Aunque la celebración de Día de Muertos varía de región a región, casi todas siguen un mismo patrón de eventos. Estos son los dos días de celebración, primero de noviembre, el cual en algunas regiones honran a la memoria de los niños muertos, mientras que el dos de noviembre honran a los adultos fallecidos.
Dos semanas antes anticipadamente a esta celebración, hay un ambiente de alegría en los mercados. El Tzempaxuchitl amarillo y manojos de otras flores son adquiridos. Todos los ingredientes de la comida de la ofrenda son comprados con feliz anticipación antes de la visita de los familiares y amigos fallecidos.

altar-muertos-01.jpg
Altares en Casa – En la víspera de la celebración amigos y parientes convienen en preparar el altar o decorar la casa para recibir a las almas de los fallecidos. La preparación de la comida empieza. Crece la expectativa.
1 de noviembre – La Velación de los Angelitos. Las almas de los niños regresan a sus familias para disfrutar de su compañía y ser alimentados. En algunas regiones de México los niños toman el rol de líderes en la velación matutina, honrando a sus hermanitos fallecidos. En la noche los adultos mantienen la vigilia en el cementerio reviviendo las memorias de sus familiares fallecidos.
2 de noviembre – Velación de Adultos. En este día, las almas de los adultos fallecidos retornan a sus familias para pasar un tiempo con ellos, disfrutando la compañía, además de alimentarse con el aroma de las ofrendas que sus parientes y amigos les han preparado.
Algunas veces las oraciones son dichas durante el día y durante la noche en la velación que realizan en el cementerio, acompañadas de música.
x1pc-yeiw3gln4zqgemrzwzbvra10xhki6v4p-vnbo10rl0bx2dwcosc1plwklwliqpqnq-4dqta6evaca-z0bvqjkqk1brqiaacytqmbmzcugkyvz2r_ymb-7rz9ik8nhcot-5.jpg
Altares y Ofrendas
Mientras que los altares y las ofrendas varían como variada es la tierra en México, algunas tradiciones generalmente se mantienen casi intactas.

Actualmente, el Día de Muertos en México, representa una mezcla de la devoción cristiana con las costumbres y creencias prehispánicas y se materializa en el tradicional altar-ofrenda, una de las tradiciones más mexicanas. El altar-ofrenda es un rito respetuoso a la memoria de los muertos, su propósito es atraer sus espíritus. Consiste en obsequiar a los difuntos que regresan ese día a convivir con sus familiares, con los alimentos y objetos preferidos por ellos en vida, para que vuelvan a gozar durante su breve visita. En la ofrenda o altar de los muertos no deben faltar la representación de los cuatro elementos primordiales de la naturaleza.
Tierra, representada por sus frutos que alimentan a las ánimás con su aroma.
Viento, representado por algo que se mueva, tan ligero como el viento, empleándose generalmente papel picado o papel de china.
Agua, un recipiente para que las ánimas calmen su sed después del largo camino que recorren para llegar hasta su altar.
Fuego, una vela por cada alma que se recuerde y una por el alma olvidada.
En la ofrenda también se coloca sal que purifica, copal para que las ánimas se guíen por el olfato, flor de cempasúchitl que se riega desde la puerta hasta el altar para indicar el camino a las almas. Aquí, siempre hay alguno de la familia esperando la llegada de ellas para demostrarle su respeto y compañía.
altardemuerto.jpg
Velación
hastaloshuesos.jpg
Es el primero de noviembre, en el cementerio de Janitzio la luz rosada del nuevo día ilumina las pequeñas figuras envueltas en sus rebosos, sentadas silenciosamente ante las tumbas. Los niños, con sus ojos cargados de sueño, llegan con sus padres a rendir homenaje a la memoria de sus muertos.
Es el primero de noviembre, y se inicia así la Velación de los Angelitos.

Por dos días y dos noches, a través de todo México, se realizan vigilias en honor de parientes fallecidos. En algunas regiones, la velación se realiza en el cementerio, en otras regiones se realizan en casa, pero la tradición es la misma. Dar la bienvenida y compartir algunos momentos con las almas de familiares y amigos.
Aunque la tradición varía, las velas, flores y comida para recibir a las almas que regresan, es universal. También universal es el sentimiento de tristeza y pérdida, unidos a la alegría por la oportunidad de revivir y recordar las creencias, de aquellos que no pueden ser vistos, aunque se puede sentir su espíritu.
Calaveras de azúcar
pic_calaverasazucar.jpg
Durante la Celebración del Día de Muertos, las calaveras de dulce son preparadas de diferentes tamaños. El azúcar se disuelve en agua hasta obtener un jarabe muy espeso que se vierte en moldes. Cuando el azúcar se seca se decora con filigrana de azúcar coloreada y recortes de papel brillante de diferentes colores, sin dejar de colocar en la frente del cráneo un nombre de pila. El comprador así puede regalarla a un amigo o pariente para que se “coma su calavera”. Sirve también para los arreglos del altar, representando a los muertos que se recuerdan. Los esqueletos se encuentran por cantidades en esculturas de papel maché y en juguetes. Todas ellas expresando la dualidad de la vida y la muerte de la existencia humana. Esto sucede por cierto en la Ciudad de México donde el arte de las figuras representando la muerte ha crecido, pudiendo admirarlas en galerías y museos.
El Uso de Máscaras
dia-de-los-muertos.jpg
Las máscaras desempeñan un papel muy importante en las danzas de temporada de Día de Muertos, donde las almas de los niños y los adultos, mujeres y hombres, deben ser representadas.
Se entiende que en comunidades tradicionales donde a las mujeres no les permiten bailar en público, los hombres y niños necesitan representar sus papeles. Los que personifican a un antepasado que regresa, deben vestirse para simbolizar su presencia y mantener sus rostros bajo cubierta de facciones artificiales, ya sea ocultas por el maquillaje, una bufanda o una máscara. Estas últimas son hechas de diferentes materiales, incluyendo madera tallada, plástico, tela pintada o cañas entretejidas. Las danzas de los enmascarados van de lo serio a lo burlesco. En comunidades rurales los políticos y líderes del pueblo sienten el placer de bailar de incógnito representando el espíritu de una mujer.
Este es un estudio hecho por antropólogos de México.
http://www.diademuertos.com/
dmdyurtsd9.jpg
22 OCT 2007

Las fiestas de Halloween y su historia

Halloween
halloween_1024×768.jpg
Es un festival en el que se dice que ocurrían las siguientes actividades: se practicaba la adivinación; hadas, brujas y duendes atormentaban a las personas en el campo y los Druidas demandaban contribuciones de comida.
La celebración de Samhai continuó y en 834 D.C., el Papa Gregorio IV instituyó el día de todos los santos o de las brujas como una fiesta cristiana, esperando así eliminar El Samhai, lo cual no sucedió, y durante la reforma, el día de todos los santos fue rechazado por el protestantismo. A pesar de los muchos intentos por parte de la iglesia de destruir estas prácticas paganas aún todavía han sobrevivido.
Aunque en la actualidad muchas personas se resisten a aceptar que la brujería todavía existe, la misma esta en vigencia. ¿Superstición?, ¿Superchería?, ¿Creencias místicas que nos llevan a la Edad Media? El hombre moderno cree en los demonios y espíritus de maldad, sin embargo debemos entender que en el Universo (mundo invisible) existen dos fuentes de conocimiento, y el hecho de que usted lo acepte o no, no altera esta realidad.
Esta es una época de diversión ya que el sistema del mundo nos lo ha hecho creer así; se presta para gozar, disfrutar de una fiesta de amigos, participar en concurso de disfraces, es la oportunidad de convertirse en brujas, fantasmas, pitufos, duendes, aunque sea por una noche de oportunidad única en todo el año, para tocar las puertas de personas desconocidas y pedirles dulces y frutas .Los más audaces visitan casas encantadas, otros ven películas de terror y otros inclusive visitan a media noche cementerios o reuniones espiritistas con la intención de contactar con los espíritus de los muertos.

h_21.jpg
Las escuelas públicas, son uno de los grandes promotores, incluso dar más énfasis a esta celebración que al Día de la Independencia. Los comerciantes aprovechan esta fecha para lanzar al mercado ofertas de confites con mensajes alusivos al ocultismo.
El 20% de las películas son de terror. Muchos afirman que es ciencia ficción, pero algunos de ellos contratan satanistas para que les ayuden a reproducir auténticamente los ritos, ceremonias, maldiciones, sacrificios, que se muestran en estas películas. Ante estas costumbres surgen varias interrogantes:

¿Cómo se originó?
h_8.jpg
El haber escogido la fecha del 31 de octubre no es mera coincidencia. El 31 de octubre es la fecha de uno de los cuatro grandes aquelarres, los cuatro días de “medio trimestre” del calendario céltico. El primero de ellos, el 2 de febrero (o Imbolc) es el festival de la luz, de la luz de la sabiduría y el conocimiento, de la luz de la curación y de la luz del fuego también conocido en los países anglosajones como “Día de la Marmota”, festejaba a Brigit, diosa pagana del fuego, patrona de la orfebrería, de la poesía y de la sanación.
El segundo, un festival en mayo llamado Beltane, era entre los brujos el tiempo de la siembra. Este día los druidas realizaban ritos mágicos para estimular el crecimiento de los cultivos. El tercero era un festival de las cosechas, en agosto. Lammas es el nombre cristiano que se utilizó en el medioevo y significa “mucho pan”, debido a que este día se horneaban hogazas de pan con los primeros granos cosechados y se dejaban en los altares de los templos como ofrenda en honor del dios del sol, Lugh, el nombre irlandés del dios solar celta conocido como Lleu en Gales y como Lugos en Francia.
Estos tres primeros días de medio trimestre señalaban el paso de las estaciones, el tiempo de la siembra y el tiempo de la cosecha, así como el momento de la muerte y renacimiento de la tierra. El último de ellos, Samhain, señalaba la llegada del invierno.
En esa ocasión, los antiguos druidas efectuaban ritos en los cuales un caldero simbolizaba la abundancia de la diosa. Se decía que era una ocasión neutral e intermedia, una temporada sagrada de superstición y de conjuro de espíritus. Se piensa que el 31 de octubre era la noche en que el velo de los espíritus de los muertos y los vivos era más delgado.
Había que aplacarlos o “hacerles un regalo”, pues de otro modo les harían diabluras a los vivos. En las cimas de las colinas se encendían grandes hogueras para ahuyentar a los espíritus malos y aplacar a las potestades sobrenaturales que regían los procesos de la naturaleza. Más recientemente, los inmigrantes europeos, especialmente de los irlandeses, introdujeron en los Estados Unidos la celebración de Halloween. A finales del siglo XIX sus costumbres se habían popularizado. Era ocasión de volcar los excusados, de hacer daños a la propiedad, y de darse licencia de cometer fechorías que no se podían tolerar en otros momentos del año.

halloween_rob_zombie_poster.jpg
El Halloween es una tradición europea y se le atribuía a los celtas quienes poblaban la antigua Inglaterra, Irlanda y el norte de Francia; estos pueblos celebraban en el último día de octubre, el fin de año con el festival de Samhain a quien consideraban como “el señor de la muerte”. Los celtas creían que el Samhain permitía a las almas de los muertos que regresaran a sus casas en esa noche y pensaban que demonios, fantasmas y gatos negros deambulaban por todas partes.
Durante el festival de los druidas (quienes eran sacerdotes y maestros de los celtas) se ordenaba a los pobladores que encendieran una fogata en sus casas entre tanto que ellos encendían otra gigantesca en lo alto de las colinas. La palabra druida proviene del griego “cuadrus”, que significa sabio del roble.
El énfasis de las hogueras se debe a que los druidas tienen la creencia que al quemar un viejo roble, éste reencarnaría en un sacerdote druida, en el roble crecían las plantas llamadas muérdago (que se utilizaban para ceremonias secretas). Ellos tenían la creencia de que eran uno con la naturaleza. La cultura de los celtas de dividían en clases: – Nobles, – Sacerdotes, – Maestros y – Comunes.

halloween.jpg
En 1717 se reunieron todos los druidas de Europa para inaugurar de nuevo el druidismo. Entre ellos existían los llamados “covens”, quienes eran doce brujas y un sacerdote, los cuales tenían la creencia de adorar a Baal (rey de los demonios de éste). A lo largo de la celebración, algunas personas se vestían con disfraces hechos con pieles y cabezas de animales sacrificados. También se cree que ellos obtenían sus sacrificios de los mismos pobladores del lugar. Se cree que recorrían casa por casa pidiendo un niño o una virgen para quemarlo en la gran fogata, los sacerdotes dejaban una fruta con una vela en su interior para prevenir que los demonios entraran y mataran a quienes habitaban ahí, a esto se le consideraba un trato.
Si la familia se negaba a satisfacer la demanda, entonces los sacerdotes marcaban la puerta de la casa y esa noche Satanás tenía entrada libre para destruirlos, esto era conocido como “la treta” o “trato”. Este tiempo es considerado idóneo para complacer y reconciliar a los poderes sobrenaturales que creían que dominaban la naturaleza, y se pensaba que no existía mejor época en todo el año para practicar la adivinación y hechicería. Debido a que los romanos tuvieron dominio sobre los celtas por 400 años, sus festivales se fueron fusionando poco a poco, facilitando esto el hecho que los romanos tuvieran dos rituales a fin del otoño, uno de los muertos y otro a su dios de los árboles y de las frutas.
La tradición celta entró con mayor fuerza en el siglo octavo cuando la iglesia católica romana estableció el primero de noviembre como el día de todos los santos. Así la noche anterior se realizaba el festival de Samhain, por eso a esta noche se le empezó a denominar “noche de todos los santos”. Se celebraba originalmente en mayo, pero a finales del siglo IX se pasó al primero de noviembre para contrarrestar la fiesta pagana, aunque a la víspera del 31 de octubre se le llamaba víspera de los fieles difuntos.
La palabra Halloween surgió después de que la iglesia católica sometiera esta fecha a la cristiandad “All Hallows Eve” “All Hallows Day”. Se cree que de ahí se derivó la palabra Halloween que se utiliza para referirse a esta costumbre.

www.unvasomasfragil.com
halloween141.gif
19 OCT 2007

Sobre Brujas… (continúa)

Brujas
tgc_mistico_70.gif
En la Península Ibérica dos regiones se destacan por la proliferación de brujas y hechiceras: Galicia y Euskadi. Las numerosas denuncias y procesos que se producían en Galicia obligaron a Felipe II a enviar una comisión que investigara los poderes atribuidos a bruxas, meigas y sorgiñas. En el informe que se conserva en los archivos de El Escorial, los investigadores aseguran que las vieron salir por las chimeneas de sus casas a medianoche. Pero el reino de Navarra y el País Vasco fueron las zonas más asoladas por la obsesión brujeril. Ya en 1466 los guipuzcanos obtienen de Enrique IV permiso para que los alcaldes a las brujas que asolan la provincia. Poco después nace en la sierra de Amboto un notable foco de aquelarres. En 1507 treinta brujas son quemadas por el tribunal inquisitorial de Logroño. Y en 1525 más de 400 personas son interrogadas en Pamplona, donde dos niñas confiesan haber participado en un aquelarre, y colaboran en el arresto y condena de un centenar de presuntas brujas. El inquisidor Alonso de Salazar y Fría, radicalmente disconforme con sus colegas, descubrió contradicciones en los testimonios, y no encontró evidencia sobre la realidad de los aquelarres, concluyendo que en toda la comarca no se había cometido ningún verdadero acto de brujería. La inquisición española le respaldó en las Instrucciones de 1614, que recomendaban benevolencia y cautela en esta clase de procesos. Gracias a ellas la península quedó prácticamente libre de la locura en que la caza de brujas sumió al resto de Europa. Se acusaba, además, a las brujas de arruinar las cosechas, de provocar enfermedades y muertes entre los animales y sus propios vecinos, de matar niños, de practicar el incesto y el aborto, de comer carne humana y beber sangre, de desenterrar cadáveres, etc. Pero es muy difícil saber qué hubo de cierto en tales acusaciones, ya que estas descripciones suelen proceder de sus perseguidores y, cuando figuran en las declaraciones de las propias brujas, fueron obtenidas mediante amenazas y torturas, que inducían a las acusadas a ajustarse a lo que sus torturadores querían escuchar. Otras de sus visiones seguramente se deben al carácter alucinógeno de las sustancias que las brujas se aplicaban. No se entiende, que nadie en aquella época, fuese capaz de preguntarse cómo era posible que aquella pobre gente pudiese entregarse a las prácticas repugnantes y abominables que se les atribuían. Y todo ello para condenarse sin remedio por toda la eternidad, con el único propósito de obtener unos supuestos poderes sobrenaturales que, sin embargo, les dejaban indefensos ante sus jueces y torturadores. Todo invita a pensar que hubo una campaña de desprestigio perfectamente orquestada en la que se jugó con los impulsos más inmediatos y viscerales del pueblo, dirigiéndolos contra estos contestatarios que se rebelaban contra el orden establecido.
¿Por qué hay más brujas?
Los cronistas de la caza de bruja lo dejan claro. Por cada hombre, 500 mujeres practican la brujería, asegura Bodin. Por cada brujo, 10.000 brujas, aumenta De Lancre. Los textos de la época muestran una gran prominencia del sexo femenino. ¿A qué se debe? Esta claro que la Iglesia , como otras religiones patriarcales, vio en ella el origen de todos los males, inclinándola aún más hacia la brujería, como protesta instintiva contra la represión de que era objeto, se sigue así un proceso de satanización de la mujer, patente sobre todo en épocas de pestes, cismas, guerras y temores, en los que las más celosas mentes toman consciencia de los peligros que amenazan a la Iglesia. Tras ello se adivina la figura de Satán, y clérigos e inquisidores se movilizan contra la ofensiva demoníaca; su líbido reprimida está cargada de agresividad; seres sexualmente frustrados proyectan sobre otros lo que ellos mismos no pueden identificar y buscan chivos expiatorios que no podían ser otros que la mujer. La explicación hay que buscarla en la naturaleza del viejo culto en el que oficiaban como sacerdotisas. La respuesta está en una religión lunar, eminentemente femenina, centrada en la diosa madre, cuyo comparsa es un dios cornudo; divinidad de la magia y del conocimiento no racional, progresivamente suplantada por el dios solar de la luz y la racionalidad. También griegos, romanos y anglosajones temían a las hechiceras; mujer y magia han sido siempre sinónimos.Lo cierto es que en su furia por exterminar las nuevas corrientes del pensamiento, la inquisición uso a las brujas como víctimas.Hierbas, pócimas y droga
front_brujas1.jpg
Las brujas eran expertas en toda clase de hierbas. Con ellas y los más singulares elementos preparaban en su caldero ungüentos mágicos, pócimas curativas, eficaces venenos y filtros amorosos que guardaban en jarras y botellas. Depositarias de antiguos conocimientos transmitidos de madres a hijas, de iniciadora a iniciada. Así se explica que las brujas de los más diversos rincones de Europa utilicen los mismos elementos para fines semejantes. Hoy sospechamos que el vuelo nocturno y otras de sus visiones eran producidas por ciertas plantas alucinógenas que, mezcladas con grasa, penetraban por los poros de su piel, tras frotarla enérgicamente. Nynauld distingue en 1615 tres variedades de ungüentos: “el que produce la ilusión momentánea de una transformación animal; el que permite creer a las brujas que van al sabbat, pero se localiza únicamente en la imaginación; el que permite un verdadero viaje al sabbat, mientras dios lo permita”. Por insólita que nos parezca esta posibilidad, no hay que descartar que algunas pócimas pudieran en efecto facilitar una experiencia extracorporal que permitiera a la bruja desplazarse psíquicamente al punto de reunión. Esto puede deducirse de las descripciones pormenorizadas que algunas acusadas hicieron de lugares que nunca habían visto físicamente, y es refrendado por prácticas semejantes de los brujos tribales, capaces de describir certeramente lo que sucede en lugares remotos sin salir de su cabaña. Inquisidores y eruditos de la época han descrito la composición de estas unturas y el modo que tenían de administrárselas. Gracias a ellos, los investigadores modernos han identificado diversos elementos alucinógenos, y varios narcóticos de extracción vegetal. Así sabemos que en algunas de sus combinaciones mezclaban belladona, beleño, adormidera, acónito, semilla de girasol, cannabis, cicuta, solano, amapola, digital, mandrágora, eléboro, etcétera.
Cazadores de brujas
luna-manos_magicas.gif
El sadismo, la curiosidad morbosa y las peores cualidades humanas exacerbaron el espíritu de los cazadores de brujas, convirtiéndolos en verdugos despiadados, capaces de las más terribles atrocidades. El principal catalizador de tan horrible proceso histórico es el Malleus Maleficarum, verdadero manual del cazador, que resumía cuantos chismes sobre la brujería circulaban en la época e intentaba justificar el uso de todos los métodos en las investigaciones. Esta obra siniestra, causa de incontables crímenes y sufrimientos, pronto se convirtió en un auténtico bestseller y desató una epidemia de libros brujeriles, que se editaban por cientos de miles. Los jueces se consideraban a sí mismos instrumentos de la providencia; creían que su función les protegía de maleficios, formulaban a los sospechosos preguntas tan escabrosas como insanas y aceptaban cualquier testimonio, incluido el de niños, idiotas, histéricos y delirantes. Algunos aceptaron dinero o chantajearon a los acusados; no faltaban a los delatores de brujos profesionales y quienes por este procedimiento se quedaron con las fortunas de sus súbditos o familiares, mientras conducía a aquellos a la hoguera. La caza de brujas, en la que participaron intensamente los protestantes, constituye uno de los más negros episodios de la historia. Los contemporáneos de la época describían a las brujas como mujeres repulsivas, capaces de realizar hechizos y preparar ungüentos y brebajes con virtudes mágicas, aunque entre las procesadas no faltan miles de bellas jóvenes cuya virginidad pudieron comprobar los verdugos. Suelen vivir con un gato, sapo, cuervo o perro negro, animales llamados familiares que participaban activamente en sus fechorías. Tras su pacto con el diablo, que implica unas relaciones sexuales con éste, cuyas descripciones podrían ruborizar a no pocos cyberlectores, Satán las señala con una marca imborrable en cualquier parte del cuerpo. La búsqueda sádica de esta marca ocupó buena parte de la actividad de los interrogadores. En ciertas noches de la semana, tras aplicarse un ungüento, se trasladaban volando (a lomos de una escoba o un macho cabrío) hasta sus lugares de reunión. Sus asambleas son conocidas como sabbats o aquelarres, que en vasco significa prado del macho cabrío. Las preside este animal, en que los inquisidores ven al diablo.
malleus_1669_brujas_conjuro.jpg
MysteryPlanet
La Inquisición
brujas9.jpg
Se considera como tal a las actividades que tienen como común denominador el ejercicio de un poder sobrenatural siniestro, ejercido por personas que vivían sometidas al demonio. Generalmente sus practicantes, supuestos o reales, eran mujeres. También se le conocía como hechicería o magia negra. Entre las principales razones para acudir a la ayuda de las brujas predominan los desórdenes sexuales -tales como adquirir filtros para seducir a la persona deseada-, suscitar calamidades y daños contra enemigos o rivales, invocar a los muertos y, en general, para resolver todo tipo de problemas. No todas las brujas seguían las mismas prácticas, pero las siguientes eran las más comunes: la bruja reniega de Cristo y los sacramentos realizando un pacto con el demonio, en cuyo honor realiza ritos diabólicos en los que hace una parodia de la Santa Misa o de los oficios de la Iglesia, adorando a Satanás, príncipe de las tinieblas, al cual le ofrece su alma a cambio que le diese poderes sobrenaturales. Así, la brujería está directamente relacionada con el satanismo.
“La hechicería se vivía como una verdadera amenaza en el seno de la comunidad, las convicciones relativas a la magia estaban profundamente arraigadas en la vida social. Para el hombre común la hechicería resulta un complejo ideológico capaz de aportar soluciones a gran parte de los problemas cotidianos. La acción del hechicero se desarrolla en dos direcciones, magia de protección y magia destructora: sanar enfermedades, deshacer hechizos, adivinar, proteger de los ataques, preparar filtros. Su posición social es ambivalente, el paso de una categoría benefactora a otra malhechora es producto del temor y sospechas que este poder levanta entre sus vecinos. De acuerdo con este credo, los males no son un castigo de Dios por nuestros pecados, sino los ataques malintencionados de ciertas personas, y en consecuencia, se tomaba por muy real la explicación de que alguien podía estar provocando la desgracia. Quién mejor que el enemigo o el marginado para hacerse responsable del infortunio imprevisto, de su envidia o resentimiento podían ser víctimas no sólo personas adultas…”.
halloween_1.jpg
Este tipo de actividades se remonta a épocas inmemoriales y a las más diversas regiones del mundo a través de toda la historia de la humanidad. Coinciden con una concepción dualista. Según esta cada día y en cada lugar se enfrentan las fuerzas del bien (hijos de Dios) con las del mal (servidores del diablo). Cada una de estas tendencias efectúa sus ritos, tiene su organización, sus jerarquías y sus prácticas. Las brujas resultaban siendo servidoras del demonio, a quien le debían sus dones excepcionales. Según las creencias populares se les solía atribuir una serie de poderes, considerándolas capaces de producir plagas en las cosechas, tormentas, enfermedades o diversos tipos de daños en los enemigos de sus clientes incluyendo la muerte. Se les suponía expertas en la preparación de pócimas que tenían la facultad de hacer que el que las bebiese se enamorase u odiase a otras personas. Asimismo, se creía que podían transformarse o transformar a otros en animales, realizar vuelos nocturnos, hacerse invisibles, acceder a cualquier lugar por más lejano y seguro que fuese y que eran las responsables de las desgracias de los reyes, etc. Para realizar sus atrocidades se reunían, generalmente por la noche, en aquelarres, reuniones orgiásticas en las que se daba rienda suelta a todo tipo de abominaciones y que tenían como invitado de honor al propio Lucifer, representado por un macho cabrío. La brujería era una de las actividades más antisociales por lo cual, como sostenían Lutero y Calvino, se hacía merecedora de los más severos castigos.
Las consecuencias que trae a una sociedad el hecho de que se crea objeto de actos mágicos constantemente son incalculables, pues todo su sistema de sanciones religiosas o legales, debe ajustarse al que podríamos llamar sentido mágico de la existencia” . Ya en el Antiguo Testamento se ordenaba que a las brujas se les condenase a muerte (Exodo, XXII, 18). Platón sostenía que a las personas que usasen de ella para hacer el mal se les debería aplicar igual sanción. Desde las más antiguas leyes romanas hasta las últimas previas a su cristianización se mantiene la condena más enérgica para estas actividades. Por mencionar tan sólo algunas persecuciones en contra de las brujas, que datan de entonces, podemos señalar las realizadas en la época de Constancio, Valente y Valentiniano I. En los primeros siglos del cristianismo fue muy poco reprimida pero, leyes como las del Codex Iustinianus (libro IX, título 18) sancionan con la pena capital a quienes celebran sacrificios nocturnos en honor del demonio.
A partir de la Edad Media la rigurosidad irá en constante aumento hasta llegar a su clímax en los siglos XVI y XVII. La brujería era sancionada indistintamente por las autoridades civiles como por las eclesiásticas. La persecución contra las supuestas o reales brujas fue una de las páginas más negras de la historia de la humanidad, que solamente en el siglo XVII en Inglaterra anglicana acabó con más de 50,000 personas quemadas en la hoguera mientras que, en Alemania la cifra se estima en 100,000. En este marco general cabe resaltar un hecho indiscutible: si en España y sus colonias no se llegaron a quemar brujas fue básicamente gracias al Santo Oficio.
Sobre la temática brujeril tuvo especial importancia la gestión del Inquisidor General Alonso Manrique, quien, además, había ordenado en 1526 la recopilación de la normatividad del Tribunal, bajo el título de Instrucciones antiguas, las cuales correspondían a la época de Torquemada y Deza. Manrique convocó a una congregación de teólogos y juristas para saber cómo proceder con la brujería:
“A pesar de esos amables magos (que son tal vez una excepción) la ideología «brujeril» es más a menudo maléfica que benéfica. A propósito de esto, Cohn ha incorporado algunos hermosos textos, brotados de la Suiza alemánica en los siglos XIV y XV. Encontraremos su equivalente más tarde entre los gascones en los tiempos de Carlos IX y de Enrique IV. Los brujos rurales de esas diversas zonas son siempre capaces de hacer el mal y el bien, a elección, sobre pedido. Pero se especializan de mejor gana en la primera rama de la alternativa; montan ataques, de cabo a rabo, contra el ciclo vital. Impiden el acto sexual por medio del anudamiento mágico de la aiguillette (rito de castración); luego matan al feto o al recién nacido (en las acusaciones de Sabbat, cocinadas por los inquisidores o los jueces laicos, ese crimen de infanticidio degenera en agravio fantasmático de antropofagia colectiva, la cual es practicada de manera ritual en contra de los niños pequeños). Los brujos la toman también con la salud de los adultos a los que gustosos les rompen los brazos o les destruyen la razón. La ofensiva contra la vida de los individuos se acompaña de un asalto general contra los bienes de la tierra. El brujo destruye las cosechas por medio del granizo, y las campanas por medio del rayo. Birla la leche de las vacas del vecindario para reforzar su propia producción lechera o mantequera. Da muerte por epizootias a los bueyes y ovejas de los ganaderos. La bruja vista por quienes la rodean toma pues la figura de una máquina de matar: ama de cría del bebé de su prójima, su leche se rebela mortal para el niño al que le da la teta; su aliento, su escupitajo, su mal de ojo aterran a los alrededores; las granjeras se quejan del deceso de sus perros de guardia, muertos por los mendrugos de pan que ella reparte en la perrera.
El brujo sin embargo no es sólo una fuerza de muerte: no pierde del todo los poderes de fecundidad que le asignaba Ginzburg. Como lo han mostrado bien las investigaciones realizadas en el Boscage normando, el brujo sólo se apodera de la fuerza del prójimo para acrecentar mejor la propia… hasta que surja un contra-brujo pagado por la víctima y que a su vez le sacará su fuerza al brujo para restituírsela a su primer propietario o para aprovecharla personalmente. Y así sucesivamente” .

En España las primeras medidas represivas contra la brujería datan al menos de los siglos XIV o XV. Este tipo de actividades eran consideradas demoníacas. Se creía que las brujas realizaban en sus sesiones rituales nocturnas sacrificios humanos, especialmente de niños, invocaciones a los muertos, orgías que incluían la cópula carnal con el mismo demonio, quien solía ser representado en forma de un chivo. Parece ser que la peste negra, las epidemias, las sequías, etc., o, sencillamente, la crudeza de estos tiempos, hizo que se buscaran chivos expiatorios a los cuales responsabilizar por estos y otros males. Las supuestas brujas y los judíos resultaron siendo los principales perjudicados: “No puede sorprender el que la Iglesia defensora del Dogma tuviese que adoptar una postura contra los hombres que se dedicaban al estudio o ejercicio de las artes o ciencias ocultas. Tal estudio podía crear la duda sobre lo que los libros sagrados indican sobre la historia de la creación; los pensamientos sobre espíritus astrales y humanos podían conducir a herejías, a buscar el trato con demonios o seres malignos, como brujos y magos intentaron hacerlo repetidas veces, y dar lugar a sectas que les rindieran culto”.
363px-circe_offering_the_cup_to_odysseus_brujas.jpg
Sin duda alguna una de las páginas más vergonzosas de la historia de la humanidad fue la denominada caza de brujas que estalló con singular fuerza entre los siglos XVI y XVII. La locura colectiva provocada por aquella fue causa de la muerte de centenares de miles de víctimas inocentes, sobre todo en las zonas rurales, donde la ignorancia alimentaba todo tipo de supersticiones. El número total de las personas condenadas a la hoguera bajo este cargo en el siglo XVII, sólo en Alemania, ha sido calculado en más de 100,000; mientras en el mismo período para Inglaterra se estiman en cerca de 50,000. Anteriormente, en diferentes épocas, también se reprimió violentamente a las supuestas brujas: Pero en Europa en su conjunto la locura brujeril tuvo su momento, particularmente después de haber recibido el apoyo de la autoridad de los reformadores protestantes. Lutero, Melanchton, Bullinger, Calvino y otros dieron su conformidad a persecuciones desconocidas en la Europa católica”… “Desde el siglo XIV al siglo XVII una autoridad pretende «que las víctimas… fueron millones, y se piensa que medio millón es una estimación muy moderada»” .
inquisicion.jpg
El primer brote brujeril de importancia en España surgió en la zona pirenaica y resultó decisivo para el accionar posterior del Tribunal. El juez Pierre de Lencre, consejero y parlamentario de Burdeos, sostuvo que numerosos demonios se habían refugiado en Labourd y el sur de Francia. Según dicho personaje, en estos sitios se estaban dedicando a sus oficios conocidos: matanzas de niños, destrucción de cosechas, celebración de aquelarres, etc. Una ola de pánico estalló en toda la región y repercutió en las cercanas localidades hispanas, extendiéndose a Zurragamurdi, el noroeste de Navarra y, seguidamente, a las Vascongadas y La Rioja. Una bruja arrepentida se presentó ante la Inquisición de Logroño y denunció a sus cómplices. Entonces el Tribunal comenzó inmediatamente a realizar las investigaciones que la situación aconsejaba, en el transcurso de las cuales más de 300 personas fueron inculpadas. De estas se detuvo y procesó a las que resultaron sospechosas, las que totalizaron 40. La lectura de las sentencias se realizó en medio de gran expectativa en el auto de fe efectuado el 7 y el 8 de noviembre de 1610, en que salieron un total de 53 sentenciados: 21 con insignias de penitentes, descubiertas las cabezas y con una vela en la mano (6 de los cuales tenían una soga en la garganta, señal de que serían azotados); 21 con sambenitos con aspas de reconciliados y una vela; 5 estatuas de difuntos; y 6 con sambenitos y corozas de relajados . De estos últimos al menos una, la bruja Endregoto, lo fue por haber matado a una persona, el conde de Aguilar. La vieja hechicera le había ofrecido al anciano -figura muy popular en la zona por sus obras caritativas- hacerle recuperar su perdida juventud. Lo que en realidad hizo fue darle a beber algunos brebajes, asesinarlo y hacerlo picadillo. El crimen despertó la indignación del Tribunal y la bruja fue quemada en la hoguera.
inquisicion11.jpg
La Suprema ordenó revisar las actuaciones del tribunal de Logroño. Con tal fin autorizó al inquisidor Alonso Salazar y Frías, quien era miembro del mismo tribunal pero se había mostrado disconforme con la actuación de los otros inquisidores y había trasmitido sus objeciones a la máxima autoridad inquisitorial. Ya el teólogo Pedro de Valencia se manifestaba en contra de estas creencias y prácticas, en las cuales veía una farsa montada con la intención de dar rienda suelta a las más bajas pasiones. Salazar coincidía con él y rechazaba el supuesto poder de la brujería como mero producto de la imaginación de mentes desquiciadas o con intenciones de ganarse algún dinero en base a la ingenuidad del común de las gentes.
“Baschwitz ensalza la figura de Alonso de Salazar y Frías sentando la afirmación de que su informe de más de cinco mil páginas representa un trabajo digno de admiración, que guarda hoy un real valor científico. Considera que la labor de Salazar fue imparcial en amplias averiguaciones ante gentes afectadas por el delirio de la brujería y frecuentemente con el sentimiento de una propia culpabilidad que les había vuelto locos; llevando en su labor al interrogatorio de 1,812 brujos y brujas confesas y arrepentidas, y niños de doce a catorce años. Ochenta y dos se vuelven contra sus anteriores declaraciones y otros no lo hacen, no fiándose de la promesa de impunidad que les había sido concedida durante el período en vigor del decreto de gracia.
También recoge el hecho -ya citado por distintos investigadores- de cómo Salazar controlará pacientemente los datos relativos a los vuelos nocturnos, aquelarres y relaciones carnales con el diablo. Jóvenes que le hablarán de que deben asistir a un aquelarre en un lugar y hora determinada, enviará Salazar a dos de sus secretarios, que atestiguarán que no se había celebrado. Un grupo de jóvenes confesas de haber tenido relaciones sexuales con el diablo, serán objeto de un examen médico que determinará lo contrario. Los ungüentos que las brujas decían ser recetas del diablo, fueron analizados por farmacéuticos y revelándose que eran incapaces de producir el menor efecto y Salazar terminará su trabajo señalando que no encontró ningún dato que pueda deducir que el menor caso de brujería hubiera tenido efectivamente lugar” . El Inquisidor General Manrique y los erasmistas creían firmemente, al igual que la mayoría de las personas de su tiempo, en la existencia de la brujería, sus aquelarres, ritos satánicos y celebraciones diabólicas. Por su parte, los anti-erasmistas sostenían que la brujería era fruto de la imaginación o la locura de las personas acusadas por tal motivo y que existía sólo en sus mentes. En 1526 el inquisidor general convocó en Granada una reunión especial de inquisidores para discutir el problema. Los informes del Inquisidor Salazar y Frías pero, sobre todo, su minucioso estudio de los sucesos de Logroño y la actitud de muchos ilustres teólogos y autoridades eclesiásticas e inquisitoriales, ánimo el debate. De tales deliberaciones surgieron algunas conclusiones significativas. Aunque la mayoría de los reunidos consideró como verdaderas las confesiones de las brujas, una minoría encabezada por el futuro Inquisidor General Valdés consideró que las confesiones eran poco más que engaños y, cuando tuvieron que decidir sobre la acción a emprender, la gran mayoría optó por una política benigna, incluyendo el envío de predicadores para instruir y evangelizar a la gente ignorante que era fácil presa de tales supersticiones. En la práctica la mayor parte de los testimonios de la existencia de tal delito fue rechazada por considerárseles engaños. Por lo tanto, contrariamente a lo que se cree, gracias al Tribunal del Santo Oficio, España se salvó de los furores populares contra las brujas y su quema, en una época en que tal conducta prevalecía en Europa. Ya Tuberville había señalado certeramente el significado que tuvo la reunión de inquisidores para el procesamiento de los casos de brujería por el Tribunal:
“En el momento en que en otros países de Europa se atribuía a las brujas el poder de producir la esterilidad y el tener costumbres de vampiros, por las cuales iniquidades eran quemadas, esta junta decidió que las brujas acusadas de maquinar la muerte de personas y de chupar la sangre de niños, no debían ser entregadas al brazo secular como asesinos, puesto que no había nada que probase en verdad que se hubiese cometido algún asesinato. Acordaron que la Inquisición era el cuerpo apropiado para conocer de los citados delitos de brujería, pero considerando que era mejor la prevención que la cura, llegaron a la conclusión de que el primer paso a seguir era el de enviar predicadores a que instruyesen al pueblo ignorante” .

3202068inquisicion2.jpg
Vale la pena recordar que aún en 1692, en Salem (Massachusetts), la sangrienta persecución contra las brujas cobraba nuevas víctimas. Indudablemente el puritanismo, con su remarcado énfasis en el pecado original y en el rol que desempeña el diablo, sirvió de alimento a las hogueras. Mientras tanto comparemos este accionar con el del Santo Oficio en estos casos. El procedimiento para los juicios por brujería difería poco del que se empleaba para los de herejía, con la sola pero importante diferencia de que la tortura estaba expresamente prohibida para el primer tipo de casos. Los castigos infligidos por la Inquisición eran mucho más leves que los que empleaban los tribunales seculares. En las Cortes de 1598 se acordó que los delitos de maleficios sean casos privativos de la Inquisición y que las demás autoridades judiciales se abstengan de intervenir en ellos. Después del famoso auto de fe de Logroño, realizado en noviembre de 1610, pocos juicios de brujería figuran en los archivos inquisitoriales peninsulares y no hay ninguno en el siglo XVIII. La conducta del Santo Oficio hispano frente a la brujería constituye uno de los más honrosos capítulos de su historia. Así, en el siglo XVIII, mientras…
“Las racionalistas Inglaterra y Escocia (con un total calculado en 300,000 víctimas), e incluso las colonias de América, quemaban brujas alegremente tras unos preliminares de repugnante crueldad, y Sir William Blackstone dictaba una ley en el sentido de que «negar la posibilidad, mejor dicho, la existencia real de la brujería es al mismo tiempo contradecir rotundamente la palabra revelada de Dios». En España, en cambio, la influencia moderadora del Santo Tribunal siguió predominando y, aunque ante él comparecieron unos cuantos casos, no se declaró culpable a ninguna de las acusadas. Por este servicio a la causa de la humanidad y la verdad,
la Inquisición española merece la gratitud de todos los hombres civilizados” .

Por estas razones Gustavo Henningsen sostuvo que…
La Inquisición podía haber causado un holocausto de brujos en los países católicos del Mediterráneo -más la historia nos muestra algo muy diferente- la Inquisición fue aquí la salvación de miles de personas acusadas de un crimen imposible” .

Otras Fuentes
En la segunda mitad del siglo XIII, la recién instituida Inquisición Papal comenzó a ocuparse con cargos de hechicería. Alejandro IV, ordenó (1258) que los inquisidores deben limitar su intervenciones a casos con alguna clara presunción de creencias heréticas. Pero como la brujería, con sus prácticas diabólicas, está muy ligada a la herejía, la persecución de brujas no se evitó. En Toulouse, cede de la herejía de los Cátaros, fue donde en 1275 se dio el primer caso conocido de una bruja llevada a la hoguera por la sentencia jurídica de un inquisitor (Hugues de Baniol (Cauzons, “La Magic”, II, 217). La mujer, “confesó” haber dado a luz un monstruo, resultado de su relación carnal con espíritus malignos y haberlo alimentado con carne de infantes la cual procuraba en expediciones nocturnas. La posibilidad de relaciones carnales entre seres humanos y demonios era aceptado por algunos grandes teólogos como Santo Tomas y San Buenaventura, sin embargo, en la Iglesia prevalecía el sentir contrario. Un testigo poco amistoso a la Iglesia, Riezler (Hexenprozesse en Bayern, p. 32) reconoce que “entre los representantes oficiales de la Iglesia, esta tendencia mas saludable prevaleció hasta los umbrales de la epidemia del juicio de brujas, o sea, hasta avanzado el siglo XVI”. En el Sínodo Provincial de Salzburg de 1569 (Dalham, “Concillia Salisburgensia”, p. 372), hay una fuerte tendencia a prevenir la imposición de la pena de muerte en acusaciones de brujería, insistiendo que estas son ilusiones diabólicas.
Pero no hay duda de que en el siglo XIV algunas constituciones papales de Juan XXII y Benedicto XII (cf. Hansen, “Quellen und Untersuchungen”, pp. 2-15) estimularon mucho el enjuiciamiento por brujería y otras prácticas mágicas por parte de los inquisitores, especialmente en el sur de Francia. En un juicio a gran escala en Toulouse en 1334, de 63 personas acusadas de ofensas de este tipo, 8 fueron entregadas al poder secular para ser quemadas. El resto fueron a prisión de por vida o con largas sentencias. Dos de las condenadas, ambas mujeres mayores, después de ser torturadas, confesaron haber asistido a un aquelarre de brujas, haber allí adorado al demonio y ser culpable de indecencias con el y otras personas presentes y haber comido carne de infantes. (Hansen, “Zauberwahn”, 315; y “Quellen und Untersuchungen”, 451). En 1324 Petronilla de Midia fue quemada en Irlanda por recomendación de Richard, Obispo de Ossory. Durante este período, las cortes seculares acusaban y enjuiciaban por brujería con igual o mayor severidad que los tribunales eclesiásticos. Se usaba la tortura y la hoguera.
No se conoce que enjuiciamientos de este tipo se llevaron a cabo en Alemania por inquisitores papales durante los siglos XIII y XIV. Alrededor del año 1400 encontramos muchos enjuiciamientos de brujas en Berne, Suiza por manos de Pedro de Gruyères, que, a pesar de lo que dice Riezler, era sin lugar a dudas un juez secular (Hansen, “Quellen, etc.”, 91 n.). También jueces seculares en Valais (1428-1434) mataron 200 brujas y en Briancon en 1437 mas de 150. Las víctimas de los inquisitores, ej. en Heidelberg en 1447; o Savoya en 1462, parecen no haber sido tan numerosas. Algunos escritores han pensado que la Bula, “Summis desiderantes affectibus”, del Papa Inocencio VIII (1484) fue responsable por la fiebre contra las brujas. Esto no es cierto ya que las campañas anti-brujas preceden a esta Bula la cual no contiene nada nuevo. Su efecto fue mas bien el de ratificar el poder ya conferido a los inquisitores Enrique Institoris y Santiago Sprenger para tratar con crímenes de brujería y herejía y pedir al Obispo de Strasburg que apoye a los inquisitores. Esta Bula Papal, sin embargo, no pronuncia ninguna decisión dogmática. Quizás el libro “Malleus Maleficarum” (el martillo de las brujas), publicado unos dos años después por los mismos inquisitores, fue el que mas incitó al enjuiciamiento de brujas. Pero los enjuiciamientos de brujas en los siglos XVI y XVII fueron en su mayoría hechos por el poder secular.
La Reforma Protestante ante la Caza de Brujas
Sin lugar a duda, Lutero y Calvino y sus seguidores aumentaron grandemente la creencia popular en el poder del demonio en la brujería y otras prácticas mágicas. Lutero, basado en su interpretación del mandamiento Bíblico, abogó por la exterminación de las brujas.
“La Historia del Pueblo Alemán” de Janssen argumenta con muchas pruebas (capítulos IV y V, del último volumen -vol. XVI de la edición inglesa) que una gran responsabilidad por la caza de brujas recae en los Reformadores. El código penal conocido como Carolina (1532) decretó que la hechicería debe ser tratado como una ofensa criminal en el imperio Alemán y si causó daño a alguna persona, la bruja debía ser quemada. En general, la mayor actividad de cacería de brujas ocurrió en los distritos Protestantes de Alemania que en las provincias católicas. Ejemplos de ello son Osnabruck y Wolfenbuttenl. En Osnabruck, en 1583, 121 personas fueron quemadas en tres mese. En Wolfenbuttenl, en 1593 hasta diez brujas fueron quemadas en un día. No fue hasta el 1563 que se le hizo una resistencia eficaz a la persecución por medio de un protestante de Cleues, Juan Weyer. Se le unieron las protestas de Ewich y Witekind.

En el debate sobre las brujas habían católicos y protestantes en ambos lados. Quizás la protesta mas efectiva contra la caza de brujas fue la del jesuita Friedrich von Spee, quién en 1631 publicó “Cautio criminalis”.
La persecución ocurrió en muchos países
La persecución de brujas se extendió por muchos países. En el siglo XVI habían enjuiciamientos por tribunales seculares en Roma. En Inglaterra y Escocia también hubo persecuciones pero no hay cifras precisas sobre las ejecuciones. Howell, escribiendo en 1648, dice que en el período de dos años hubieron casi 300 brujas procesadas y la mayoría ejecutadas en Essex y Suffolk solamente.
El Papa Gregorio XV, en su constitución “omnipotentis” (1623), recomendó un procedimiento mas clemente y en 1657 una Instrucción de la Inquisición amonestó con eficacia la crueldad de las persecuciones. Al final del siglo XVII la persecución comenzó a reducirse en casi en todo el mundo y al principio de XVIII prácticamente cesaron. El último juicio por brujería en Alemania fue en 1749 en Wurzburg, pero en Suiza una niña fue ejecutada como bruja en el Cantón Protestante de Glarus en 1783.
En los Estados Unidos, Cotton Mather, en su “Maravillas del Mundo Invisible” (1693), cuenta que 19 ejecuciones de brujas ocurrieron en Nueva Inglaterra. En la actualidad Estados Unidos celebra Halloween el 31 de octubre (la víspera del día de todos los santos) en que se recuerdan las historias de brujas de una forma fantasiosa. Se acostumbra a disfrazarse, preferiblemente de brujas, duendes, monstruos o cualquier cosa que de miedo, se reviven los cuentos de brujas. En el ambiente materialista de la actualidad se hace de todo ello una broma, pero en el fondo opera también un deseo pagano de llenar un vacío espiritual.
No hay pruebas para las alegaciones de que algunas mujeres fueron enjuiciadas formalmente en México a finales del siglo XIX. En un gran número de enjuiciamientos, las confesiones de haber participado en toda clase de horrores satánicos, fueron hechas espontáneamente y aparentemente sin amenaza o miedo de tortura. Además el pleno reconocimiento de culpa parece constantemente haber sido confirmado justo antes de la ejecución, cuando el acusado no tenía nada que ganar o perder con la confesión. Esto puede atribuirse en muchos casos a razones psicológicas.
http://ar.geocities.com/odermundo/Miedo/Brujas/bruja03.html
Brujas
brujas-sitges-arte-redes-com.jpg
Son muchas las leyendas y las historias que se cuentan sobre las brujas… verrugas horribles, escobas voladoras, gatos negros que las rondan… hasta oscuros pactos con el Diablo. Se las asocia muy a menudo con maldad y con oscuridad, tal vez porque se las sabe amigas de la luna y de la noche, y lo maligno siempre se ha contrapuesto a la luz, a lo luminoso. Quizá solo fueron mujeres que no adoraron a más dios que la noche o la madre Tierra (quién mejor que ellas conocía las propiedades ocultas de las plantas, regalo de la naturaleza a quien supiera entenderlo?). Y quizás ese paganismo tuvo un precio demasiado alto para muchas…
En las sociedades primitivas, la agricultura y la recolección era terreno de las mujeres. Mientras los hombres salían a cazar, las mujeres aprendieron, primero, a elegir, de entre los que la naturaleza les ofrecía, los alimentos aptos de los que no lo eran. Más tarde, aprenderían que eran capaces de “dominar” este proceso de algún modo, y hacían crecer alimentos por sí mismas. Esto requería una mayor observación de la tierra, de los fenómenos naturales, del clima, las estaciones… un mayor contacto con su entorno (y esto lo seguimos observando en las mujeres a las que luego se llamó brujas). También, en muchas sociedades antiguas, ha habido cierto temor a la mujer, sobre todo por la incomprensión de algunas de sus capacidades. La mujer engendra vida (por supuesto, tarea imposible sin un hombre) y este mecanismo por el que un bebé nacía del cuerpo de la mujer resultó incomprensible mucho tiempo… y ya se sabe que lo desconocido suele ser amigo del miedo.
Paseando por la Historia
Las supuestas brujas fueron perseguidas durante largo tiempo, muchas veces por miedo, otras siendo utilizadas como cabezas de turco, y en algunos momentos de crisis acusar al vecino de brujería llegó a ser una forma rápida y eficaz de librarse de él. Ya Carlomagno (siglo VIII) ordenó la muerte para quienes provocaban tempestades que estropeaban las cosechas, hacían estéril al ganado o causaban enfermedades a otras personas. El cómo se probaban estas acusaciones no parece muy “científico”. Documentos religiosos anteriores lo que condenaban era creer en brujería, y encomendaban a los sacerdotes la misión de velar por que sus feligreses no cayeran en las ilusiones de Satán, que era quien les hacía ver esos fenómenos inexplicables (como creerse capaces de volar a lomos de bestias salvajes o ver tal cosa). Esto se recoge en el que parece ser del Concilio de Ancyra, siglo IV. Sin embargo, siglos más tarde, los inquisidores optan por obviar el contenido del Canon, aduciendo que había surgido una nueva secta de verdaderos adoradores de Satán a la que había que combatir. Describían los encuentros nocturnos en los que se aparecía el Diablo en forma de cabra y se llevaban a cabo rituales demoníacos. Llamaban a perseguir a las brujas por herejes y para darles el oportuno castigo. Estábamos a mediados del siglo XV.
Miedo real o ficticio? Manipulado o espontáneo? Lo que sabemos es que Europa era asolada por frecuentes epidemias de peste, lo que la situaba en una gran crisis colectiva… la gente asustada suele necesitar un culpable, y suele ser también fácil de manipular… En 1484 el Papa Inocencio VIII promulga una bula, en una especie de declaración de guerra abierta contra las brujas, que instigadas por el Maligno, Enemigo de la Humanidad, asesinaban a niños en el vientre de la madre y se daban a los excesos… Probablemente la mención a las muertes de niños se refiera a que, debido a los conocimientos que solían tener una parte de las mujeres sobre hierbas y al mejor conocimiento del cuerpo femenino, ellas eran las que practicaban los abortos cuando se daban. Y en cuanto a los excesos… bien, para la mentalidad de la época, el que un grupo de mujeres se reuniera por las noches para charlar, bailar bajo la luna sin pudor (se cuenta que muchas veces bailaban desnudas) y en fin, divertirse en una especie de comunidad femenina, no debía ser fácil de entender. Y lo que no entendemos o no compartimos lo situamos muy rápidamente en la frontera de excesivo, y entrando en temas religiosos, se tacha de inmoral o pecaminoso. Tal vez mantenían además contactos sexuales entre ellas, tal vez las alusiones al macho cabrío que aparecía sean referencias a varones que las acompañaban a veces…
A partir de ese momento, se designa a los dominicos Kramer y Sprenger como inquisidores encargados de perseguir estas “depravaciones”. Estos serían los autores del Maellus maleficarum Martillo de las maléficas (1486). Se abría la veda para la persecución con todas sus consecuencias, pudiendo recurrir sin problemas a las torturas con tal de lograr confesiones… Aumenta espectacularmente el número de brujas… y es que ante las brutales torturas, quien más quien menos confesaba lo que le pidieran.
No era la primera vez que los teóricos pactos con Satán daban pie a persecuciones. Ya en 1232, el Papa Gregorio IX incluyó este aspecto en sus bulas, acusando a los habitantes de Stedingerland, en Oldemburgo, de pactos con el Maligno que conllevaban toda serie de rituales sexuales con zoofilia incluida, relaciones incestuosas y homosexuales, a las que no dudaba en equiparar y condenar. El desencadenante en este caso fue la negativa de estas gentes a pagar el diezmo al obispo de Bremen… aunque relacionar esto con pactos satánicos parece exagerado…
Inquisición
Los juicios que se llevaban a cabo por brujería distaban mucho de ser ejemplo de justicia. Para la acusación bastaba la sospecha, no eran necesarias pruebas, no había opción a defensa y las confesiones o delaciones hechas bajo tortura eran usuales y totalmente válidas. Incluso si el sospechoso no confesaba después de ser torturado, esto se interpretaba a veces como un signo más de lo fuerte que era la intervención del Diablo. Sin embargo, solía darse el caso de que una vez apresada una bruja, aparecían muchas más en la zona… la explicación oficial era que si el Diablo andaba cerca, poseería a cuantas más mejor… pero las acusaciones falsas, una suerte de psicosis colectiva o puede que incluso cierta rebeldía ante la injusticia tal vez fueran causas más reales. Algunas voces advirtieron de la poca fiabilidad de los procesos inquisitoriales desde dentro. Así, Alonso Salazar y Frías, inquisidor que había tomado parte en el proceso de Logroño de 1610, estableció al hacer la revisión del proceso que la mayoría de las acusaciones eran falsas, y que no se había actuado correctamente. Incluso concluyó que todo había sido un exceso de imaginación por parte de unos y de otros, en parte motivada por los sermones de
la Iglesia. El jesuita Friedrich von Spee se pronunció en un sentido parecido, cuando sin negar la existencia de brujas o de intervenciones satánicas, habló de la injusticia que había comprobado en los procesos inquisitoriales. Y otro punto de vista más fue el que aportó el humanista Pedro de Valencia, que hablaba de los aquelarres o reuniones de brujas como de fiestas de gente en busca del placer, todo lo más, bacanales, y que explicaba las supuestas visiones mágicas como ilusiones, efecto de drogas… negando toda intervención del Diablo en ellas.

¿Cuáles eran los crímenes que supuestamente habían cometido estas personas? En la obra “Demonomanía de los brujos” se hace un listado de los mismos entre los que se incluyen renegar de Dios, maldecirlo, rendir homenaje al Demonio, dedicarle sacrificios, ofrecerle hijos antes de que nazcan, matar niños para hacer pócimas con ellos, comer carne humana, profanar cadáveres, beber sangre, envenenamientos, maleficios, provocar la esterilidad del ganado o de los pastos, practicar el incesto y tener prácticas sexuales “aberrantes”, y el trato carnal con el Diablo. En algunos casos eran acusados además del crimen de traición al Estado, puesto que supuestamente tenían al Demonio como máxima autoridad, en vez de a su gobierno.
En la práctica, era tan difícil probar la inocencia de uno que miles de mujeres fueron torturadas, quemadas en hogueras, ahorcadas… muy probablemente por miedo, por rencillas personales con algún vecino, por la psicosis colectiva, por ser “raras”, o por tener una mente demasiado abierta para la época que vivían, que las hizo sentirse y mostrarse más libres de lo que sus contemporáneos estaban preparados para aceptar.
http://embrujando.com/brujas.htm 
club_brujas.gif
19 OCT 2007

Día de Brujas

Historia
dibujos-brujas-witch.jpg
Este artículo o sección necesita fuentes o referencias que aparezcan en una publicación acreditada, como libros de texto u otras publicaciones especializadas en el tema.
Desde un punto de vista antropológico, los aquelarres son reminiscencias de ritos paganos que se celebraban de forma clandestina al no estar admitidos por las autoridades religiosas de la época.
Las diferentes vías de administración de sustancias alucinógenas no eran muy conocidas y su administración cuando una cantidad letal estaba muy cercana a la dosis de uso hacían muy peligroso administrarlas por vía oral. Es por ello, que dichas sustancias se aplicaban frecuentemente en forma de ungüento por vía vaginal o rectal, lo que podría haber dado origen a algunas leyendas sobre el carácter sexual de las reuniones de brujas o el uso de calderos para la preparación de pócimas, teoría falsa o que difiere de una más verídica (tratada hasta por los estudiantes de farmacia), que dice que como asemejamiento a esas sustancias alucinógenas aplicadas hasta en mucosa- de la vagina- con especie de “pincelitos” ha dado o dio origen a la cultura, ya internacionalizada, que representa a las brujas con una palo entre las piernas, un palo… o bien, claro: una escoba . Por otro lado, muchos sapos son venenosos por contacto y su piel también es alucinógena. Por lo tanto los sapos también forman parte de la imagen vinculada al mundo de la brujería. Algo similar sucede con algunas setas venenosas, como la amanita muscaria, asociada en los cuentos infantiles al lugar donde viven los gnomos. Así pues la cultura popular e internacional de representar a las brujas con una escoba entre sus piernas tiene sus bases y origen lógico en Euskadi.

Brujería
bruja2.jpg
Brujería es el conjunto de creencias, conocimientos prácticos y actividades de ciertas personas llamadas brujas (existe también la forma masculina, brujos, aunque es menos frecuente) que están supuestamente dotadas de ciertas habilidades mágicas que emplean con la finalidad de causar daño.
La creencia en la brujería es común en numerosas culturas, y las interpretaciones del fenómeno varían significativamente de una cultura a otra. En el Occidente cristiano, la brujería se ha relacionado frecuentemente con la creencia en el Diablo, especialmente durante la Edad Moderna, en que se desató en Europa una obsesión por la brujería que desembocó en numerosos procesos y ejecuciones de brujas (lo que se denomina “caza de brujas”). Algunas teorías1 relacionan la brujería europea con antiguas religiones paganas de la fertilidad, aunque ninguna de ellas ha podido ser demostrada. Las brujas tienen una gran importancia en el folclore de muchas culturas, y forman parte de la cultura popular.
Si bien este es el concepto más frecuente del término “bruja”, desde el siglo XX el término ha sido reivindicado por sectas ocultistas y religiones neopaganas, como la Wicca, para designar a todas aquellas personas que practican cierto tipo de magia, sea esta maléfica (magia negra) o benéfica (magia blanca), o bien a los adeptos de una determinada religión.
Un uso más extenso del término se emplea para designar, en determinadas sociedades, a los magos o chamanes.

brujas.jpg
Terminología: brujería, hechicería, magia
Aunque en español se utiliza en ocasiones la palabra brujo, en masculino, como sinónimo de mago, con independencia del tipo de magia que practique, el uso más frecuente del término (casi siempre en femenino) hace referencia a las personas que practican la magia negra. Incluso dentro de éstas, Julio Caro Baroja 2 propone diferenciar entre brujas y hechiceras. Las primeras habrían desarrollado su actividad en un ámbito predominantemente rural y habrían sido las principales víctimas de las cazas de brujas en los años 1450-1750. En cambio, las hechiceras, conocidas desde la antigüedad clásica, son personajes fundamentalmente urbanos: un ejemplo característico en la literatura española es la protagonista de La Celestina de Fernando de Rojas.3 A diferencia de los practicantes de la magia culta, que alcanzó gran desarrollo en el Renacimiento, tanto la bruja rural como la hechicera urbana pertenecían en general a clases sociales marginadas, lo que las hacía más vulnerables a las persecuciones. Se cree que las artes de brujas y hechiceras eran transmitidas oralmente de generación en generación, por lo que todos los testimonios acerca de sus prácticas proceden de autores ajenos y muy a menudo hostiles a ellas.
La palabra española bruja es de etimología dudosa, posiblemente prerromana, del mismo origen que el portugués y gallego bruxa y el catalán bruixa. La primera aparición documentada de la palabra, en su forma bruxa, data de finales del siglo XIII.4 En 1396 se encuentra la palabra broxa, en aragonés, en las Ordinaciones y Paramientos de Barbastro.5
En el País Vasco y en Navarra se utilizó también el término sorguiña (en euskera sorgin), y en Galicia, la voz meiga.
En latín, las brujas eran denominadas maleficae (singular maléfica), término que se utilizó para designarlas en Europa durante toda la Edad Media y gran parte de la edad moderna. Términos aproximadamente equivalentes en otras lenguas, aunque con diferentes connotaciones, son el inglés witch, el alemán Hexe y el francés sorcière.
(más…)


No hay comentarios:

Publicar un comentario